sábado, 22 de agosto de 2009

LA PANDILLA



En el solar abandonado vivía una población estable de gatos, veintisiete en total. Entre ellos destacaban Tricolor, Pelón, Llorona, Y-tú-qué-miras y Comidaparte....Y el Jefe: siempre con dos moscas satélites orbitando en torno a su cabeza. Dos días antes de que entraran las rugientes excavadoras, los gatos fueron cayendo uno tras otro en las trampas de los funcionarios de tal función. Un guarda cargó las dos grandes jaulas en la camioneta y fue a soltar a toda la pandilla en una urbanización a más de cuarenta kilómetros al otro lado de la montaña, al norte de la ciudad. Hoy, casi cuatro años después, es el gran día. Y la gran hora. En el pulcro jardín frente al nuevo edificio de la Entidad se reúnen más de cien personas recién aseadas y perfumadas. Sobre la tarima se desgranan las palabras por riguroso orden de protocolo: el maestro de ceremonias, el director, el presidente, el alcalde y el rey. Por megafonía suenan puntuales las salutaciones, los agradecimientos y las satisfacciones. Se disparan los falsees. El calor es sofocante a pesar de que el sol está ya muy bajo hundiéndose justo en un cambio de rasante de la carretera, justo detrás de las autoridades, justo a las nueve pe-eme. A contraluz y desde aquí se ve temblar la línea del horizonte por el aliento del asfalto ardiente. Súbitamente, la línea del horizonte se desfigura y se rompe. Parece un espejismo de cabecitas. ¡Son cabecitas! Cabecitas que tiran de unos cuerpos que acaban en unas colas erguidas como antenas. Abre la marcha Comidaparte flanqueado por Y-tú-qué-miras, detrás se acercan Llorona, Pelón y Tricolor....Y El Jefe...hasta veintidós más. Desfilan directamente hacia aquí. Llegan por fin, justo cuando suenan las primeras notas del himno nacional.

Jorge Wagensberg “Yo, lo superfluo y el error” Historias de vida o muerte sobre ciencia o literatura.

*Dibujo de gato de Tao ( 6 años)


No hay comentarios:

Publicar un comentario

hola que tinguis un bon dia